miércoles, 27 de enero de 2010

Film-límite: El año pasado en Marienbad.





Al enfrentarnos con el arte de nuestro tiempo sentimos una enorme perplejidad e incluso desconcierto ante una escena que no se parece en nada, o que se parece cada vez menos, a lo que venia siendo asta aproximadamente la mitad del siglo XX. Las causas de fin del arte moderno son varias y una de ellas es, por supuesto, el agotamiento de ciertas fórmulas, no obstante habria que preguntarse que lleva asta este agotamiento, encontrando la respuesta en el propio arte de la modernidad.
La naturaleza autoreflexiva del arte desde finales del siglo XIX llevaba consigo ya ese final inscrito por una causa existencial obvia, la conciencia de lo que se es pasa necesariamente por la conciencia de lo que no se es. Durante el siglo XX el arte se acercaría peligrosamente a este límite en el que se formula dejando de ser, borrando todo aquello que le es superfluo y llegando al limite de inentigilibilidad, manifestando una presencia-limite.
En toda manifestación artística existen nombres puntuales que han explorado este límite (que existe en el seno de todo arte por otra parte), en la pintura abstracta nos encontramos a los informalistas europeos y mas aun a la pintura vaciada de Ad Reinhart y en literatura la figura seminal de Samuel Beckett que narró el sinsentido del mundo a traves del sinsentido del lenguaje, podriamos seguir ampliando la lista.

El caso del cine es excepcional.
La naturaleza fotográfica del cine, su caracter eminentemente narrativo y su union a una industria y dispositivo tecnico descomunal hace que, para bien o para mal, alla permanecido casi invariable como forma artística, no obstante el cine también tuvo su modernidad y como en el resto de las artes la llevo asta el límite en algunas obras, no muchas, pero si suficientes.
En el cine todo sucedio en un solo siglo, todo en él es acelerado (de hecho, las vanguardias se dieron en el cine cuando este estaba en su grado mas primitivo y no al reves), hubo un momento en que el clasicismo, la modernidad e incluso la posmodernidad cinematográfica se dieron al mismo tiempo, y si el cine moderno surge en los cincuenta, en los sesenta ya encontramos esas cintas que explorar su lenguaje hasta acercarlo a la no significación, asta llavarlo al límite del sentido. Son varios los titulos que se pueden citar, pero, aunque alguno explore mas abiertamente el fin del lenguaje tal como se entendia asta entonces, el que mas lejos llega es sin duda El año pasado en Marienbad da Alain Resnais y Alain Robbe-Grillett.
Este film, de una fascinante bellaza visual, explora las posibilidades espaciotemporales del cine asta borrar en él todo indicio espaciotemporal. Se trata de una interrogacion sobre la memoria y el lenguaje cinematografico que, como en el teatro y la novela de Beckett, lo lleva asta un punto de no significación k encarna la misma no significación del mundo.
Resnais afirma que cada cual puede interpretarlo como quiera (para mi es en Robbe-Grillett en quien recae el mérito del film (no puedo comprender de otra forma la devacle artística de Resnais tras este título), yo digo que no presenta ni exige interpretación (a pesar de los cientos de críticos que se empeñan en encontrar una) como mucho puede verse como reflexión en torno a la memoria, pero siempre mas en relacion a su borrado, a su fuga, a su precariedad necesariamente pendiente de la enunciación de tiempo y lugares (el año pasado en Marienbad), de palabras e imagenes, que como nos muestra la propia cinta, repitiendo escenas, apelando a la memoria del espectador y creando un microcosmos visual, nada significan fuera de la subjetividad, mucho menos en la pantalla de cine.






No hay comentarios:

Publicar un comentario