Muy pocas obras realmente excepcionales, no me gusta demasiado el ambiente de este tipo de encuentros, está claro que sirven para lo que sirven y que son la peor forma de ver arte. Aun así os dejo algunas obras que me impresionaron.
Siento una especial predilección por las obras de pequeño formato, sobretodo por las que transmiten cierta sensación de inmediatez. El contenido fragmentado, reflexivo y las referencias a Balthus eroticamente cargadas de esta obra me gustaron bastante.
La fotografía ficcionada, alejada del documento objetivo, es la que mas me ha interesado siempre. Esta obra japonesa se alejaba bastante de lo que las galerias niponas ofrecian en general: violencia y sexo (generalmente ambos a la vez). Pura fascinación onirica muy relacionada con la tradición cinematográfica del pais. Divertida, enigmtica y surrealista a partes iguales.
Una de las pocas muestras de arte conceptual puro, desligado de ese revestimento espectacular a que nos tiene acostumbrado desde los noventa (que a mi también me subyuga a veces, quede claro), de temáticas abyectas y acabados formales perfectos y mas propios de un parque de atracciones (vease el Hitler perro un poco mas arriba). La radicalidad de esta pieza, por inusual en nuestro tiempo, la colocó entre mis favoritas.
Parodias sobre Damien Hirst hubo muchas, yo diria que demasiadas. Esta es del reciente ganador del premio 967Arte. Se trata de un buen pintor y su obra tiene bastante interés, siempre en torno a la reflexión sobre el propio arte desde un punto de vista social que no plástico, aunque sigo opinando que el premio debia haber sido para Lola Guerrera, la fotografa mas prometedora de este pais para quien suscribe, algún dia le dedicaré un post.
Y al fin como suele pasar en este tipo de eventos, el gran descubrimiento, Yotta Kippe, joven artista de Hamburgo. No consigo recordar el titulo de la obra pero fue sin duda la que mas me atrajo de ambas ferias (en la galeria mallorquina Canem para quien le interese).
Fotografía intervenida y manipulada que nos habla de la imposibilidad del retrato (del autorretrato segun creo), juega con los niveles de realidad de la fotografía para adentrarse en su ficción. La única diferencia entre sus rostros está en los matices de ocultamiento con que vela la imagen, son diferencias que provienen de la imagen misma y no del rostro como corresponde a nuestro tiempo sumergido en lo digital. Las imágenes resultantes no obstante poseen una fuerte carga espiritual, casi divina diria yo, como si ese ocultamiento, esa perdida de la imagen verdadera a través de lo digital llevara al alcance de una especie de verdad del rostro.
Pero mejor me dejo de idioteces y os dejo con la obra.
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